viernes, 13 de abril de 2007

¡Cuando los sapos bailen flamenco!


Cúanta verdad encierra esa frase que dice que en muchas ocasiones la realidad supera la ficción o en este caso ¿quedaría mejor aquella otra de "Encima de burra, apaleá"? La cuestión es que esa y no otra es la canción que se sonaba en mi hogar (de todo menos dulce) cuando mi siempre sorprendente ex me abrió la puerta (sí, en efecto encima fui de educada y piqué al timbre... por si acaso) Cuando los sapos bailen flamenco (manda huevos que diría aquel). Banda sonora aparte la escena fue igual de surrealista que el título de la canción. Tras los prolegómenos que no es que me los quiera saltar pero consistieron en un hola, con respuesta idem, un ¿vamos al comedor? (después de dos interminables minutos en la puerta plantadas) y un ¿quieres tomar algo? (ella a mi ¿eh? como si fuera una invitada en la hora del té), la susodicha se levantó y empezó a seleccionar libros de la estantería, uno a uno, apilándolos encima de la mesa del comedor. A los libros siguieron las pelis y cómo no la música en sus diferentes soportes, vinilos, cds y cassetes (sí,llamadme freaky pero en cada uno de nuestros viajes a lo Thelma y Louise acabábamos comprando una cinta en la gasolinera de turno). Intuyo que a estas alturas de la historia os estareis preguntando qué coño estaba haciendo yo ante tan insostenible situación: ordenar y descartar figuritas del mueble, eso y no otra cosa (ni apuntes en la libreta, ni sermones ni hostias en vinagre), ahí me tenéis preguntándole si quería el plato Recuerdo de Talavera de la Reína que nos regaló su madre (por fín me lo iba a quitar de la vista) y envolviendo en papel de periódico todo lo que se pudiera romper en el trayecto (calzonazas de mierda que soy! le tendría que estar tirando las figuritas a la cabeza y las estaba envolviendo para que no se rompieran). Dos horas después estábamos ya en el sector cocina dispuestas a decidir que hacíamos con la cubertería, vajillas varias y demás artículos de menaje cuando una llamada telefónica interrumpió nuestro momento reparto de bienes. Sabía perfectamente que era Marta (comportamiento típico de la "amante" para hacer saber a la otra persona que estás sufriendo por la situación tan desagradable que está viviendo y de paso garantizamos el polvo de esa noche).

Me fui al comedor, puse la canción y esperé. Cuando mi ex volvió y con cara de circunstancias me comunicó que la venían a buscar en coche para llevárselo todo, le respondí:


Los sapos no bailarán flamenco, pero follan que da gusto.


Mamen, definitivamentela lucidez estaba volviendo a tu cabecita anestesiada. Ahora sólo necesitaba que llegara antes que Marta y su coche.

7 comentarios:

laamanteceleste dijo...

Mordiéndome las uñas estoy...

lucca dijo...

...un plato de talavera de la reina???...muy buen gusto la mamita...y después...

petonets

Anónimo dijo...

definitivamente la banda sonora de la historia no tiene desperdicio!!...
Pero si la que se marchaba era ella, me puedes decir cómo coño le envolvías tú las figuras de las comuniones y el plato de talavera??
Eres una santa mujer!!!, aunque no bailes flamenco y aunque no folles... ;p

RataPelá dijo...

siempre puedes usar el plato para jugar al frisby, no?... estoy espectante ante tu próxima entrega, no tardes.

Anónimo dijo...

Más que bueno, buenisimo!!!
Esperemos la continuación con ansias..

MÍDEME EN LETRAS, EVITA DUNCAN dijo...

para cuando el cuarto capítulo?

Mamen Tido dijo...

Respondiendo a...

En general:

Estoy empezando a darme cuanta de vuestro frikismo incipiente, hay que ver el juego que ha dado el santo plato de mi suegra. Perdón, mi EX suegra.

En particular a:

sin cromosoma y: pues debes tener muñones ya porque han pasado unos días!!!.

ratapelà: Con el juego que propones corro el peligro de que algún perro me vuelva a traer el platito, así que casi que no.